Aquest és el tercer curs consecutiu que col·laborem amb la professora Queralt Solé Barjau dins el marc de l’assignatura optativa Arqueologia del món modern i contemporani del Grau d’Arqueologia de la Universitat de Barcelona. D’aquesta col·laboració ja us en vam parlar temps enrere en una entrada al nostre blog així com el vídeo que vam publicar amb l’experiència -molt ben valorada!- de l’estudiant Maria Tortras.
En què consisteix aquesta activitat avaluable? Els estudiants realitzen un treball sobre algun dels nostres gravats on es trobi representat un vestigi -un monument, un edifici, una muralla, etc.- que caldrà analitzar des del punt de vista documental –suport, autoria, context històric, recorregut-, així com des del mateix vestigi: tipus, material, constructor -si és que es va arribar a construir-, finalitat, història, anàlisi paisatgístic, altres rastres documentals o monumentals, etc.
Aquest any l’estudi realitzat per l’alumna Cristina Navas Patús ens ha ofert una descoberta sorprenent: la falsa identificació de la localització representada al gravat que ha analitzat, un error que s’ha repetit a diverses fonts documentals fins a data d’avui!
Felicitem la Cristina per la feina feta i deixem que sigui ella qui ens expliqui aquest curiós descobriment!
La noción que generalmente se tiene sobre la arqueología va estrechamente relacionada con la idea de que esta es necesaria para periodos de tiempo en los que no existe documentación escrita, o es muy escasa, y que la excavación es su único método de trabajo. Partiendo de esta premisa (errónea) es fácil entender que, en el momento en que desde la asignatura de Arqueología de Época Moderna y de Época Contemporánea que imparte la profesora Queralt Solé dentro del Grado de Arqueología de la Universidad de Barcelona, nos surgiesen dudas tras la propuesta de realizar un trabajo donde deberíamos aplicar el método arqueológico a un grabado de Época Moderna/Contemporánea.
En mi caso, el grabado que analicé tenía un pequeño título en la parte inferior que decía: Fuente y arco de la Villa, puestos en 1819 para la entrada de la Reyna N.S. Con esta información visité el CRAI Biblioteca de Reserva de la Universidad de Barcelona, para poder trabajar con el grabado original y ver si me podía aportar alguna información previa al estudio. El siguiente paso fue hacer una primera búsqueda por internet con el título del grabado para ver si podía encontrar la ubicación de la imagen y de esta manera tener un punto de partida para desentrañar la historia plasmada en el grabado. Rápidamente encontré el grabado y su descripción dentro del Catálogo del Gabinete de Estampas del Museo Municipal de Madrid (volumen segundo de 1985) [nº 257c, p.574], donde se podía leer en la entrada previa: Ornato en la Puerta del Sol, Madrid.
Tras encontrar la situación exacta de la imagen del grabado, la Puerta del Sol en Madrid, me dediqué a buscar y recopilar información histórica sobre el origen y evolución de los dos elementos arquitectónicos de la estampa, la fuente y el arco puestos en 1819. Pese a que sobre el arco, al tratarse de Arquitectura efímera, no encontré ninguna información, para la fuente fue todo lo contrario. Se trataba de la Mariblanca, una fuente de gran belleza e importancia por su ubicación en la céntrica Plaza de la Puerta del Sol que hizo que poetas, escritores y pintores quisieran inmortalizar en sus textos y cuadros. Ante la gran cantidad de documentación gráfica (grabados, pinturas, cuadros, postales y fotografías) que pude reunir sobre la fuente y su entorno, pensé que podría finalizar el trabajo realizando una restitución del paisaje (método muy utilizado en Arqueología del Paisaje) para ver la evolución a lo largo del tiempo que ha sufrido la Puerta del Sol. Fue en este momento cuando se produjo el verdadero punto de inflexión al darme cuenta de que el edificio que salía al fondo en el grabado original no aparecía en ninguna de las imágenes utilizadas para la restitución.
Tras un primer momento de “crisis”, al darme cuenta de que había realizado un trabajo completo sobre una fuente y una ubicación totalmente diferente a la del documento gráfico, busqué en planos y cartografía antigua, así como en maquetas militares de época moderna, los surtidores de agua existentes en la Villa de Madrid que tuviesen las mismas características ornamentales y de situación que las del grabado. Esta búsqueda me llevó hasta una fuente conocida como de San Salvador con elementos similares a la del grabado y que estuvo ubicada en la Plaza de la Villa, no muy lejos de la Puerta del Sol. En esta plaza, adyacente a la Calle Mayor, se empezó a construir en 1692 la llamada Casa de la Villa, un edificio arquitectónicamente bastante singular que aún se conserva y que fue hasta el año 2007 la sede del Ayuntamiento de Madrid.
Para acabar de corroborar la nueva localización del grabado, decidí hacer una comparativa entre una imagen actual de la Casa de la Villa y el edificio del grabado para ver si existían elementos comunes en ambas imágenes que verificasen que se trataba del mismo inmueble.
Los resultados obtenidos tras examinar de manera detallada algunos de los elementos de la fachada de ambos edificios confirmaban que la construcción que se puede ver al fondo del grabado es la Casa de la Villa, y por lo tanto la localización no puede ser otra que la Plaza de la Villa donde estuvo la fuente de San Salvador.
Más allá de los resultados obtenidos, lo que queda patente con este trabajo es la facilidad con la que un error repetido en el tiempo puede acabar por convertirse en verdad. En este caso al no cuestionar la validez de la entrada en el Catálogo del Gabinete de Estampas del Museo Municipal de Madrid, donde pone que la localización del grabado pertenece a la Puerta del Sol, otros medios se han hecho eco de ello perpetuando el error y consolidándolo en el tiempo.
Poder trabajar con este tipo de fuentes gráficas, como son los grabados, aplicando la metodología arqueológica ha sido todo un reto pero a la vez una experiencia muy interesante, ya que es algo que desde la arqueología no se suele realizar. Lo que en un principio parecía ser un trabajo bibliográfico para reseguir la historia y evolución de una fuente y un arco, finalmente se convirtió en todo un trabajo arqueológico de localización. Sin duda la satisfacción personal que he obtenido al finalizarlo no se debe solo a los resultados obtenidos, sino al haber sido capaz de transformar un documento gráfico en un vestigio para obtener la mayor información posible.
Cristina Navas Patús
Estudiant del grau d’Arqueologia (curs 2019-2020)